jueves, 13 de noviembre de 2008

The heart asks the pleasure first




El corazón pide placer primero. Aquel 11, el último día que tuve tu corazón bajo mi rostro, aquel frío día en que me aferraba a ti ya acostumbrada a tu cuerpo, desconociendo lo que venía, tus ojos estaban más cansados, tus manos ya no se aferraban tanto a las mías sin embargo aún lo hacían, y la música de ese instrumento mágico nos acompañaba a través de esa despedida que ambos, o al menos yo, ignoraba. Las sábanas cubrían cuerpos voluntariamente desnudos, se escondían bajo la complicidad y sonreíamos ya de costumbre, pero aún te sentía, te sentía junto a mí y te miraba con ternura, sintiendo tu cariño en mi rostro mientras creábamos ese erotismo perfectamente silencioso. Sí, el último día que tuve tu corazón aún retumba en mi memoria como buscando recuperar esas antiguas y borradas sensaciones, cuando aún sentía que había un futuro y un presente, un nosotros, un amor que crecía, la compañía que me mantenía tan tranquila. No quise ver las nubes que poco a poco te iban tapando como si hubieses sido mi sol, sólo buscaba hacerte sentir físicamente y en un momento tomaste mi mano para tranquilizarme, para detenerme, y nos quedamos dormidos mirando hacia la cordillera, sintiendo poco, dejando pasar el tiempo aunque no quisiéramos que pasara, como suspendidos en ese final que en el momento no era final para ninguno de los dos, sino una transición.

Por fin, esto puede pasar al baúl de recuerdos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que eres tierna. Yo cuatro años después, y tras haber soñado y fantaseado (esa palabra es más correcta) con otros varios, no se me olvidan las últimas veces. Es toda mi referencia. Y me sigo aferrando a ella, aunque el resto de mí se siga cayendo a pedazos...